En Croacia soplan los aires de bonanza que trae el mar Adriático.
- Sissi Arencibia
- 17 abr
- 4 Min. de lectura

Si una nación muestra al mundo el valor de viajar a Los Balcanes esa es Croacia. El turismo en toda su pujanza es manejado por ella, porque allí soplan los aires de bonanza que trae el mar Adriático y hay una influencia italiana que te convida a estar.
Su magia viene de asomarse a ese golfo estrecho y alargado que la separa de la península itálica y eso tuvo un peso en su historia. De ella son la Iliria y la Dalmacia de los tiempos romanos y ese tramo costero de impresionantes tonos azules y verdes que la llena de glamour.

La nación está llena de fascinación e interés. Desde Istria hasta Dubrovnik, pasando por Split y Sagreb hay una oferta cultural muy vasta y toda una red de rutas del vino y del aceite de oliva, que la mantiene en lo más alto del turismo regional.
Croacia reivindica hoy lo que fue en siglos pasados, cuando era un gran reino asomado al Mediterráneo y actuaba como una ruta crucial de tránsito y comercio.

Por eso es que el origen mítico de estos pueblos es importante. Es su carta de presentación, de donde vienen sus apellidos y linajes.
El proyecto de estado nacional se fundamenta en ese legado y en el esplendor que vino del mar.
Una característica clave en el sureste de Europa, con un rico pasado cultural, económico y ambiental.

Dubrovnik es reveladora, con sus callejuelas de mármol, sus palacios y sus imponentes murallas bañadas por ese cuerpo de agua.
Asomarse a la costa dálmata desde los fuertes de la ciudad y disfrutar los placeres de su gastronomía es una auténtica fantasía que los seguidores de Juego de Tronos ubican entre los mejores escenarios de la serie para visitar.

Tanto como Venecia, el enclave croata es elegante e inspirador. Allí hay fortalezas de piedras que se alzaron para la defensa en el siglo XVI, nostálgicos cafés que visitaron poetas y artistas románticos, plazas adoquinadas que se asoman al mar.
Sus habitantes la llaman Ragusa, como se nombraba antiguamente la ciudad en el siglo VII. Dicen que sobrevivió al dominio de Venecia y fue uno de los puertos más prósperos del Mediterráneo y clave en sus rutas comerciales.

Luego, se convirtió en el reino de Dalmacia adosado al imperio austrohúngaro y fue parte de los países agrupados en la extinta Yugoslavia, de la cual se separó en los años 90, cuando estalla la guerra balcánica.
Anika Modric es una guía de 55 años que lamenta las vicisitudes de aquel entonces, cuando Croacia fue blanco de ataques y bombardeos.

Ella habla de ese episodio como el peor en la historia de la nación, porque en los seis meses de asedio hubo muchas bajas civiles y se afectó el valor patrimonial. Algunos edificios dejan ver las huellas en las murallas que ella se esfuerza por resaltar.
Dubrovnik es un importante destino turístico y es parada obligada de los cruceros que surcan el Mediterráneo. Gracias a la exitosa serie Juego de Tronos, muchos se acercan para ver los escenarios originales de esta superproducción.

Existen recorridos que te llevan a ellos, como es por ejemplo el Fuerte de Lovrijenac que se transformó en la Fortaleza Roja. Un lugar imponente situado en el exterior de las murallas que da la bienvenida al puerto de Desembarco del Rey.
A pesar de sus dragones y caminantes blancos, mucho del mundo de Juego de Tronos fue grabado en Croacia. En Dubrovnik está el Monasterio Benedictino, de la isla de Lokurm, por donde se paseaba Daenerys Targaryen.

Sus calles te traen a todos pasos el recuerdo de la serie, como es el caso de la escalera jesuita de la iglesia de San Ignacio, una de las locaciones más recordadas por el paseo de la vergüenza de Cersei.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y conocida como la perla del Adriático, esta ciudad medieval amurallada y bien conservada tiene una ubicación de privilegio y una impresionante arquitectura gótica y barroca.

Dar con ella fue un hallazgo increíble para filmar la serie, según sus propios productores.
Posee una historia rica, con influencias venecianas en el estilo y elegante arquitectura. No obstante, hay toques balcánicos en todas partes.
Sus principales valores fueron incorporados desde la época del florecimiento de Venecia, cuando era la frontera marítima entre Italia y los países balcánicos, y se trasladaban las sedas y las especies de Oriente por esa ruta.

Ese era el paso por donde llegaban los lujos de Oriente. Por eso en ella se abren varios portales geográficos, como si uno quedara suspendido en medio de varias épocas.
Un paseo rápido por su casco histórico te lleva a la Puerta de Pile, por donde entras a la ciudad vieja, un complejo bien fortificado con múltiples puertas, defendido por el Fuerte Bokar y el foso que rodea la parte exterior de las murallas de la ciudad.

Sus murallas datan de la Edad Media y están consideradas entre los sistemas fortificados más impresionantes del mundo.
El Monasterio Franciscano, la Plaza de la Loggia, la iglesia de San Salvador, la Gran Fuente de Onofrio y la catedral son parte de los recorridos por esa ciudad, la más importante de Croacia y uno de los puntos más altos de todo el viaje por los Balcanes.
Desde ella tienes la costa en perspectiva y el aire que te convida a estar. Puedes disfrutar de una relajada estancia y su ambiente se adereza con filmaciones de alto vuelo y la historia de los dálmatas, esa raza canina que debe su nombre a esta región del Adriático.

No solo es un país bonito , también tiene una gran historia q has logrado trasmitir de forma amena e interesante .