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Los mosqueteros de Dumas me acercaron a Francia.

  • Foto del escritor: Sissi Arencibia
    Sissi Arencibia
  • 6 jun 2024
  • 4 Min. de lectura


A través de la mirada de Alejandro Dumas me acerqué a Francia por primera vez. El me transportó a la época dorada de ese país con las aventuras de aquellos espadachines del rey, que sorteaban las intrigas de la corte en tiempos del sinuoso cardenal Richelieu.


Fueron aquellas historias provistas de tensión, audacia y suspenso las que hicieron volar mi imaginación. Con ellas pude hacerme una idea de lo que pasó en aquel tiempo, cuando se jugaba a fortalecer la monarquía absoluta en el trono francés.


Primero, con las hazañas de D´Artagnan y los Tres mosqueteros, y luego con El Conde de Montecristo, Dumas dejó un referente de clásicos de aventura para la literatura mundial y una especie de inspiración para los jóvenes de mi generación.


Sus libros crearon héroes, duelos, intrigas palaciegas, espías, conspiraciones y generaron un interés en aquel período de Francia, que inició con el reinado de los Luises en el siglo XVII y terminó con los Cien Días del gobierno de Napoleón I.


Todavía recuerdo las andanzas de D´Artagnan, quien llegó de Gascuña convertido en un aventurero dispuesto a desafiar a París.


Era el reinado de Luis XIII cuando los mosqueteros cabalgaban por los bosques de Francia. Al recrear esa etapa, el autor aderezó un argumento con el que resaltó el valor de la amistad en torno a un proceso turbulento que buscaba desmembrar los poderes locales y la jerarquía de los nobles, para afianzar el papel del rey.


La lealtad de Athos, Porthos y Aramis y por supuesto de D´Artagnan estaba por encima de cualquier diferencia política y del bando donde les tocara luchar.


El lema “Uno para Todos y Todos para Uno” precedía los pasos de estos personajes al servicio de la reina Ana de Austria, regente y madre de Luis XIV.


Dumas es responsable de legarnos ese testimonio ameno y coloquial que exalta códigos como la inteligencia, la nobleza de alma, la astucia y la fuerza, empleada con fines éticos. Cada uno de ellos encarnaba una de esas virtudes.


Aunque él vivió en el siglo XIX usó la escritura para vivenciar el tiempo de regencia de la reina consorte de Luis XIII, el asesinato de Carlos I de Inglaterra y la corte del sucesor Luis XIV en los varios tomos de la saga.


Todo lo que quiso expresar de ese tiempo lo articuló en hechos a través de personajes como Milady de Winter –la malvada- y su hijo, quienes encarnan la turbulencia de un momento marcado por espías, gente sobornada y oídos en todos lados.


La historia de Francia es todo, menos tranquila. Sin alterarla dio vida a personajes a quienes se atribuye haber cambiado el destino del país, como es el caso del intrigante, sagaz e inexpresivo cardenal, quien jugó un papel principal en la política mientras Luis XIII se hacía adulto.



Siendo tutor del primer rey borbón, Richelieu lideró todo un proyecto de estado, cimentado en el poder de la centralización, que duraría toda la dinastía de los luises y culminaría llevando al último de ellos a la guillotina.


Al quebrar el poder de los nobles, concentrarlos en la corte y supeditarlos a una sola figura, sentó las bases de un nacionalismo exacerbado que marca el carácter francés y que derivó en las ideas de la Ilustración y el estallido de la Revolución en 1789.


La historia da cuenta cómo el rey Luis XIV se volvió el sol de Versalles y el centro de la vida en la corte, trasladada a ese palacio. Cinco mil nobles y unos 15 mil sirvientes tenían como único oficio hacer culto a su personalidad.


Los libros de Dumas pasan revista a ese período histórico, donde la nobleza se aísla del país, los recursos se destinan a mantener la fastuosidad de ese nivel de vida y el pueblo moría de hambre pagando impuestos onerosos para sostener todo aquello.


Si bien Los tres mosqueteros es uno de los mejores escritos sobre el valor de la amistad, el Conde de Montecristo nos enseñó a conocernos, a desarrollar las potencialidades humanas, a aceptar el infortunio y a afrontar el dolor como parte de la vida.


Es, diría yo, una de las mejores novelas de crecimiento, evolución y desarrollo personal, presentada a través de la historia de Edmundo Dantes, condenado injustamente a presidio en el castillo de If, donde permaneció encarcelado durante 18 años.


Con la semblanza de ese personaje, víctima de un complot de manos de su mejor amigo tras acusarlo de ser un agente bonapartista, la literatura francesa se convirtió en un maravilloso aliado de la historia de ese país.


Las desventuras de Dantes también forjaron nuestro mundo.


Ya de adulta comprendí que ambas novelas, además de ser una elegante manera de introducir la aventura en la historia, resultaron auténticos viajes a la imaginación, a los sentimientos y al despertar de las emociones.


Cada una en su tiempo, ambas describen el mundo parisino en los tiempos en que se batían a los duelos.


Gracias al legado de Dumas y al de muchos grandes como Víctor Hugo, tenemos la dicha de acercarnos a un tejido histórico grandioso y a su impresionante influjo.



1 Comment


estrehernandezfuentes
Jun 14, 2024

Excelente información, como siempre un buen trabajo, conocía un poco sobre estas famosas historias y de su talentoso escritor ,gracias a tu publicación he adquirido conocimientos más profundos sobre la vinculación de este escritor ,su obra y la sociedad donde vivió.

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Sobre este blog

Mis pasos han tenido la suerte de andar muchos caminos. Algunos con curvas que me hicieron caer; otros filosos en los que superé pruebas dolorosas y muchos gratificantes, que me llevaron a cumplir el sueño de explorar el mundo. Leer más.

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