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Honrando el espíritu aventurero de mi clan.

  • Foto del escritor: Sissi Arencibia
    Sissi Arencibia
  • hace 4 días
  • 5 Min. de lectura
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Escogí la vida que quise, no la que me tocó, y eso ya de por sí hace honor a toda la gente de mi generación que allanó el camino antes y que son parte de lo que soy.


Su historia la llevo siempre conmigo, porque si algo he aprendido es a respetar esa fortaleza heredada de mis ancestros, quienes fueron probados por las adversidades de los tiempos y me legaron ese espíritu aventurero.


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Mi clan está marcado por gente luchadora y sencilla que trabajó la tierra y los minerales en el extremo más occidental de la isla cubana.


Algunos sabían lo que hacer con la madera, con habilidades para la carpintería, y también se ocuparon de servir a otros.


No era tanto una pasión la que los guiaba, como una cuestión práctica. Cuando pocas cosas eran fiables en la vida de aquellos tiempos, podías recurrir a tus manos y gracias a eso había comida en la mesa.


Tengo en mi ADN el espíritu de inmigrantes españoles que se lanzaron al mar en busca de otras historias, porque una vena de la familia proviene de la región de Nava, una comarca agrícola de la zona de Asturias. Desde la Coruña partió un buque que los llevó al nuevo mundo y hasta allá llegué para encontrarme con ese ese pasado.


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Arrastrar el linaje inmigrante de mi tribu, acostumbrada a los tiempos malos y a resistir en la adversidad, hace que -siempre que puedo- regrese a la tierra, siembre mis propias plantas, y sea feliz en el mar.


Una cadena en el árbol genealógico habla de gente salida de España y establecida en Cuba para trabajar las plantaciones.


Otra, de la propia vena materna, alude a antepasados que permanecían durante días fuera del hogar para ocuparse de labores domésticas en casas de personas con dinero.

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Eran tiempos difíciles, pero tanto unos y otros transmitieron a la generación posterior aquello de saber mantenerse en pie.


Creo que es de ahí de donde viene la fuerza y la habilidad para resistir y seguir andando a pesar de los tiempos difíciles.


Por un lado, el trabajo de la tierra y por otro, el ver más allá del horizonte marítimo buscando un futuro mejor, fueron forjando una historia de perseverancia, de gente que en momentos duros supieron robustecer su fe.


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Hombres y mujeres, tal vez, cargados de dudas, pero con una férrea voluntad de continuar hacia delante y que no dudaron en dar un paso más de los que creían que podían dar. Ellos me legaron una de las más profundas lecciones que la vida nos ofrece.


Son un discreto recordatorio del peso que ha cargado la familia, de todo lo que tuvieron que hacer para salir adelante.


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Por eso, cuando me muevo por el mundo, traigo toda esa historia conmigo, porque fueron esas circunstancias las que me llevaron a perseverar en mis sueños.


Ellas aderezaron el camino y de alguna manera hicieron posible que un buen día yo también me embarcara a nuevas tierras, al soplo de un viento fresco y bajo la guía de Dios.


De cierta manera, ellos marcaron el rumbo y son responsables de que yo hiciera mías las historias de aquellos viajeros forjados bajo la estirpe de los primeros navegantes, que venían de la casa Polo, y que surcaron los mares rumbo a Constantinopla.


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Ellos me legaron lo valiosa que es la vida y lo fantástico de vivirla, a pesar de los pesares. No tenía sentido vivir en un mundo, sin preguntarse lo que había más allá de él. Y, aunque no fueran conscientes, también dejaron como ahí colada la capacidad de asombro.


Junto al estudio de las tablas, los verbos y los héroes, había cosas que despertaron mis sentidos desde siempre.


Los libros ayudaron mucho y la imaginación también. Pero, la necesidad de encontrar respuestas fue el puntapié de mi hermosa expedición.


La capacidad de dejarme sorprender por el mundo estaba adherida a mi piel y a mis sentidos desde que era una niña. Todo lo que había en esa gran esfera que yo veía girar en la escuela era nuevo y provocaba mi atención.


Buscarle sentido a la vida me permitió desarrollar una identidad y ampliar el pensamiento. Yo escogí lo que quería ser. Quería escribir y viajar, y nada mejor que el periodismo para hacer posible ambas.


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El oficio me permitió poner intención y propósito en todo cuanto hacía. También armarme del conocimiento de que estuvieron privados los míos en aquel entonces.


El lápiz se convirtió en un elemento sagrado para mí.


Con los trazos que él me permitía honraba a mi abuelo Pedro, un  carpintero contento con la vida que prestigiaba el conocimiento por encima de todo, y para quien no importaban las categorías. "Lo que está en tu cabeza, es lo único que nadie te puede arrebatar", aseguraba.


Con mi oficio reconocía a toda mi extirpe, porque lo que yo me permitía hacer salía de mis propias manos.


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Andar por el mundo me dio y me da una vida intensa y no se me ocurre ninguna otra profesión que me hubiera expuesto a tantas y tan diversas experiencias.


Parafraseando a un viejo lobo periodista, “nadie puede quitarme las pláticas con los que escribieron algunos de los libros que leí, con autores de hazañas históricas, y con líderes políticos que alguna vez me parecieron inalcanzables”.


Tampoco el haber topado con gente sencilla como el extinto  cosechero de tabaco Alejandro Robaina, quien me reveló los secretos del cultivo, me dio la posibilidad de entenderlo, y de escribir sobre él.


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Lo que me marcó, como bien dijera en una de sus memorias Jorge Ramos, “fue la posibilidad de ser testigo de la historia, de conocer a quienes la hacen y de estar bien parada en el mundo”.


Él lo resumió mejor de lo que yo podría hacerlo, cuando alegaba que el periodismo nos abrió los ojos.


A través de ese oficio pude entender que en la vida todo es posible y que puedes llegar a ser cualquier cosa, sin importar de donde partas.


Tu destino es tuyo y nadie, ni las palabras de hombre alguno, te pueden privar de él. Ese fue el estandarte y con esa máxima icé la bandera que acompañaría mis pasos, allende los mares.


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Decidí ser periodista, porque, aunque de joven yo no pensaba conscientemente en esas cosas, por instinto sentía parte de ese peso que me antecedió. Podría decir que crecí con la idea de llegar lejos grabada en mi mente.


Reconozco que viajar por el mundo es una de las cosas que más me atrajo desde siempre.


Por eso digo que traigo el linaje aventurero de mi generación anterior. A través de los viajes me encontré con el pasado, abrí algunas puertas, y hasta creo que he sido capaz de inspirar.


No hay mejor legado para distinguir los cimientos que forjaron mi estructura de vida.


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4 Comments


aidafuentes1942
aidafuentes1942
hace 13 horas

Fue tan lindo y hermoso lo que escribiste Sissita que me hizo recordar tantas cosas del pasado y que de alguna forma contribuimos a que fueras hoy la gran persona que eres, tan culta e inteligente y que con tus viajes nos puedas ilustrar tantas cosas bellas que has vivido de este mundo.

Te felicito por recordarnos nuestros ancestros y por escribir con tanto detalle.

Que Dios te guíe siempre!!!!!

😘❤️😘

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aidafuentes1942
aidafuentes1942
hace 14 horas

Escribí un comentario y no se publicó

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aidafuentes1942
aidafuentes1942
hace 14 horas
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Me gustaría no repetirlo

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Thaymy Arencibia
Thaymy Arencibia
hace 2 días

Qué interesante y hermoso Sissita !.. que reconfortante escuchar de nuestros abuelos y de lo que heredamos de ellos ..A veces no lo sabemos pero hay muchas cosas que tenemos de ellos. Somos como somos!. ..y seguimos la vida con un propósito .. el de Dios !!. Gracias por transmitirnos !. Que sirva de bendición para muchos !.

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Sobre este blog

Mis pasos han tenido la suerte de andar muchos caminos. Algunos con curvas que me hicieron caer; otros filosos en los que superé pruebas dolorosas y muchos gratificantes, que me llevaron a cumplir el sueño de explorar el mundo. Leer más.

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