top of page

Los viajeros somos rompecabezas incompletos.

  • Foto del escritor: Sissi Arencibia
    Sissi Arencibia
  • 20 abr 2023
  • 3 Min. de lectura

Escuché una vez que los viajeros somos rompecabezas incompletos, porque un pedacito de uno se queda en cada lugar que conoces.


Y muy a pesar de que una parte de nosotros siga viajando y estemos en varios sitios al mismo tiempo, siempre podremos sentir la marca de las historias allí por donde hemos pasado.


Es esa huella la que te hace pensar que no te has ido. Aunque el avión despegue, tu espíritu no deja ese país, porque siempre una voz en tu cabeza se encarga de recordarte lo relevante para que conectes, ordenes la historia y en mi caso, la lleves al papel.


Es difícil escribir en medio de la presión de un viaje. Tomas notas apresuradas, pero hay mucho por ver y anhelos que cubrir. Lidias con los tiempos, la explicación que no te quieres perder, lo que tu retina desea guardar y la captura de esos momentos que hacen especiales el trayecto.

Solo puedes hilvanar lo trascendente cuando rebasas el control del aeropuerto y dejas atrás ese ir y venir en diferentes idiomas, ciudades que conectan, ruedas de equipajes a todo galope y ese sinfín de emociones que se agrupan en la mente sin tener un aparente orden.


Y entonces te sientas con calma a registrar ese viaje, porque dar sentido a esos apuntes forma parte de tu misión. Y aunque sea a veces desafiante, entiendes que es la oportunidad de abarcar en detalles hasta años completos de existencia.


Con el tiempo he aprendido que esa posibilidad de viajar a través de las memorias es algo de lo que no podré prescindir. Hacerlo me ayuda a saber quién soy y me aporta el bienestar que se genera cuando uno entiende que la conexión con las palabras resultó clave en mi vida.

Porque ese poder está dentro mío y es el que me permite hilvanar varias semblanzas en el tiempo. No importa si las viví hace muchos años. La mente las evoca y ya eso es suficiente para que el proceso creativo se ponga en marcha.


Creo que el tomar nota mientras exploraba la vida, me llevó a darle sentido.


Elaborar esa especie de registro afinó mis instintos y me hizo fijar la atención en las cosas relevantes, para de esa forma capturar trozos de mi propia vida.


Siempre conté con mi propio catálogo, donde recreaba momentos trascendentes, exploraciones y visiones del mundo, pasajes literarios y apuntes de todo aquello que me gustaba recordar.


Aunque en mis años jóvenes no pude viajar como quise, mi bitácora se nutrió de momentos especiales que con los años alimentaron ese deseo y resultaron un poderoso anclaje en mi sueño de conquistar el mundo.


Cuando de adulta pude aventurarme, sentí que las grandes lecciones aprendidas fueron justamente aquellas que me enseñaron los viajes.


Pude identificar que había nacido peregrina y que en cuanto doy el primer paso soy arrebatada por el sentido del trayecto.


No puedo describir la sensación que experimento cuando estoy lista para la partida. Pero lo que sí sé que es lo suficientemente buena para permitirme absorber cada detalle, cada sonido, cada olor del sitio adonde mis pasos tienen el honor de llegar.


Y es que después de tanto tiempo escuchando lenguas que no entiendes, usando dinero cuyo valor no conoces, caminando por calles donde nunca pasaste, descubres que solo logras conversar con tu alma cuando estás ahí.


Es en los desiertos, en las ciudades, en las montañas, en las calles del mundo, donde están los desafíos y donde puedes captar las historias que alimentan tu libreto personal.


Porque jamás puedes llegar adonde quieres si te quedas todo el tiempo en el mismo lugar.


Esa historia que cada cual posee para contar, ese deseo de comunicar con todos los sentidos, hizo del viaje que inició en Londres y terminó en Viena algo querido y gratificante.



En el trayecto me acerqué a muchos destinos del viejo continente, el cual siempre juega con los horarios de la gente que viven del lado acá del meridiano de Greenwich.


Sientes como el día se te escapa y cada vez que sale el sol te dispones a llenarte de ciudades y pueblos.

En Europa los días llevan prisa. Sientes que es de noche, pero no está oscuro. Le llevas una tercera parte del día de adelanto a tu ciudad natal, por lo que solo tienes comunicación en cortos espacios.


Recorrer las milenarias capitales de Europa fue algo con lo que siempre soñé.


Y en lo particular creo que ha valido mucho la pena poder juntar estas memorias, con eso genuino y diferente que he vivido cuando me he aventurado hacia cualquier destino de ese mapa mundial que adoro y el cual quisiera abarcar.





2 Comments


Estrella Hernandez
Estrella Hernandez
Apr 23, 2023

Qué siempre continúes haciendo realidad tus sueños q son el material

de los bonitos relatos q nos haces disfrutar que Dios siempre esté junto a ti en tu andar .


Like

Joaquin Uscanga
Joaquin Uscanga
Apr 21, 2023

La verdad que hermosas experiencias e interesante Gracias a dios que Dios te a permitido experimentar esas hermosos viajes y te agradezco mucho que lo compartas con nosotros dios te bendiga siempre mi estimada sisi

Like
la suerte de mis pasos logo.png

Sobre este blog

Mis pasos han tenido la suerte de andar muchos caminos. Algunos con curvas que me hicieron caer; otros filosos en los que superé pruebas dolorosas y muchos gratificantes, que me llevaron a cumplir el sueño de explorar el mundo. Leer más.

¿Mantenerte actualizado

¡Te espero pronto!

© 2022 Creado por Art Cut 

  • Facebook
  • Instagram
  • Twitter
bottom of page